Elige bien tus boquillas.

Cada aplicación requiere de una correcta elección de boquillas. De esta forma, lograrás la presión necesaria y el mojamiento adecuado para cada aplicación.

Revisa constantemente las boquillas.

Renuévalas cuando sea necesario. Las boquillas en mal estado afectarán el resultado de la aplicación.

La seguridad es muy importante.

Preocúpate de trabajar con la funda del cardán en buenas condiciones. Esta pieza es fundamental para prevenir accidentes. También, repara los cardanes desviados, ya que podrías poner en riesgo a los operarios.

¡Limpia tus filtros!

Filtros libres de residuos permiten mantener una presión adecuada en tus aplicaciones.

Realiza siempre una pre-mezcla.

Evita agregar productos directamente al estanque para prevenir obstrucciones, sedimentos y malas aplicaciones. Recuerda disolver correctamente los productos que sean en polvo o granulados y diluir adecuadamente los productos líquidos (suspensiones concentradas, emulsiones concentradas y concentrados solubles).

¡Importante!, utiliza manómetros en buen estado.

Ayudarás al operario y asegurarás una aplicación correcta de tus productos.

Evita arreglos tipo parche.

En caso de rupturas de surtidores y/o portaboquillas, corrige las piezas de forma definitiva para prevenir futuras pérdidas.

¿Revisaste los corta gotas?

Una completa limpieza de tu nebulizador es clave para un buen resultado, la que incluye retirar residuos y sedimentos de los corta gotas.

Limpia los surtidores.

Evita acumular restos de residuos al interior de surtidores, lo que ayudará a mantener una presión de trabajo constante al aplicar.

Trabaja con mangueras del mismo diámetro.

Asegúrate que todas las mangueras sean de un mismo diámetro y que estén en buenas condiciones para lograr un caudal uniforme.

Lo más importante: educa a los operarios.

Al capacitarlos sobre los equipos nebulizadores y su correcta mantención previenes accidentes, logras mejores aplicaciones y ¡te quedas tranquilo!